PODOLOGÍA DEPORTIVA

Estudio y tratamiento de lesiones

La podología deportiva estudia y trata las alteraciones y/o lesiones que se producen en las estructuras del miembro inferior, con el objetivo de prevenir, tratar las patologías y mejorar el rendimiento deportivo.

Dado que nuestro centro está dotado de la especialidad en Podología Deportiva, se realiza una exploración minuciosa:

  • Anamnesis detalla (motivo de consulta y antecedentes de lesiones).
  • Valoración de la movilidad articular, muscular y tendinosa.
  • Análisis postural (cadera, columna, escápulas, dismetría…)
  • Evaluación de la huella plantar en el podoscopio mediante test específicos (foot posture index (FPI), heel rise test…)
  • Exploración biomecánica del miembro inferior mediante cámara digitalizada durante la marcha y en cinta de correr.
  • Estudio de la pisada en la plataforma de presiones en estática y en dinámica.

Tras un estudio completo se lleva a cabo la valoración de los resultados y la elección de un tratamiento según el diagnóstico de cada paciente.

Las lesiones más comunes en deportistas:

  • Tendinitis rotuliana, que es debida a que la rótula pierde su rango de movilidad habitual que es hacia arriba y hacia abajo durante la flexión y extensión de rodilla, esto se produce por un desequilibrio muscular del cuádriceps, es importante potenciarlo. En los últimos artículos también se ha asociado a contracturas en isquiotibiales, ya que tracciona en la zona de la inserción.
  • Sd. de la cintilla iliotibial o rodilla del corredor. Produce dolor en la zona externa de la rodilla y puede ser debida a genu varo, hiperpronación, diferencia de la longitud de extremidades (dismetría), sobreentrenamiento, calzado inadecuado y por realizar la práctica deportiva en terreno duro e irregular.
  • Periostitis tibial: dolor en la cara interna de la tibia con síntomas de ardor. Es una inflamación del periostio que es la membrana que recubre el hueso, en este caso la tibia. Se produce por sobrecargas en terrenos duros o sobreesfuerzos (cambios de deportes antigravitatorios como natación o ciclismo al running), apoyo incorrecto del pie o por calzado inadecuado.
  • Fascitis plantar. Inflamación de la fascia del pie (tejido elástico que une el talón con la zona de debajo de los dedos del pie) , hay que tener cuidado con ésta lesión porque si no la tratamos y la dejamos se convierte en fasciosis, que ya no se trata de inflamación sino de degeneración. Se produce por exceso de pronación, pies cavos o dismetrías.
  • Espolón calcáneo. Es un crecimiento del hueso del talón (calcificación) en forma triangular o de lanza. Se produce cuando la fascia plantar está sometida a una excesiva tracción y sobrecarga generando microrroturas en su inserción.
  • Tendinitis aquílea. Inflamación del tendón de Aquiles. Principalmente se da en corredores aficionados al realizar un incremento de la intensidad y duración del entrenamiento; por no realizar estiramientos tras la práctica deportiva, terrenos duros o en pendientes pronunciadas. La hiperpronación y el uso de calzado inadecuado también la favorece.
  • Esguinces, como todos sabemos la lesión más común es en los ligamentos de la zona lateral externa del pie. Se producen en tobillos inestables o cuando se nos va el pie en terrenos irregulares. La manera de evitar posibles esguinces es utilizar un calzado con buen contrafuerte para contener los excesos de supinación. También mediante plantillas en un pie con exceso de supinación o inestable que contenga y no permita al retropié desestabilizarse.
  • Contracturas y roturas fibrilares. Es recomendable ir al fisioterapeuta cada cierto tiempo para descargar los músculos que estén sobrecargados, para ello también es muy importante realizar estiramientos después de la práctica deportiva.

Para la prevención de lesiones y recuperación de músculos sobrecargados son aconsejables los ejercicios excéntricos, ya que aumentan la elasticidad de los tejidos y la fuerza muscular.

Otra zona que podemos trabajar para evitar lesiones en la zona lumbar y sobrecargas en las extremidades, es el CORE, que es el núcleo de nuestro cuerpo (el punto de estabilización de cualquier movimiento). Se trata de la región lumbo-pélvica donde están implicados los abdominales, lumbares, glúteos y psoas ilíaco.